sábado, 13 de abril de 2013

ZONA MACO: 10 AÑOS. Del otro lado del espejo


Por Jesús Rubio.

Gusta la multitud lo que el mercado precia

y sólo al violento honra el criado;
en lo divino creen
únicamente aquellos que los son.
Hölderlin



            Son las 12 del medio día del viernes 12 de abril en el Distrito Federal, cuando una cola de algo más de cien personas –boleto en mano- espera a cruzar el umbral que de la inmensa mole del Palacio de Congresos BANAMEX da acceso al espacio que alberga durante estos días la cita artística más importante de la America Latina -al menos de la que habla en español.



          Qué diferente esta instantánea de aquella otra de una feria casi despoblada de visitantes, cuando iniciaba su andadura allá por el año de 2004. Y tanto que sí, en la fila para entrar muchas señoras elegantes, algún que otro reputado coleccionista, y mucha gente joven, no sólo estudiantes, sino también profesionistas que aprovechan el inicio del fin de semana para recorrer esta feria joven pero consolidada, y quien sabe, quizá comprar alguna pieza. Se habla en dólares pero en español aunque a veces con acento inglés, y no es casual ya que es el vecino del norte uno de los principales objetivos de una feria que es de hecho la puerta de entrada oficial al mercado gringo, al menos en términos de arte. Y es que este es uno de los aspectos más relevantes de esta cita, lo que lo hace sumamente atractivo para un mercado –este del arte- que quizá no pase por su mejor momento. Oído a navegantes.



          Desde hace unos años, al menos desde que cambió su ubicación al moderno y grandioso espacio del Palacio de Congresos de la avenida del Conscripto, en las Lomas de Sotelo -ya Estado de México-, la feria ha encontrado el tamaño adecuado –no es muy grande como Bassel o Arco, pero tampoco pequeña- para un perfil de público joven y de mediana edad, que entiende de arte o al menos muestra interés y que está dispuesto a comprar, si la ocasión lo merece. Sí, en MACO se vende y se vende bien como lo afirma la presencia continuada año tras año de importantes galerías de medio mundo.




          Por lo demás, una feria. Y ésta en eso no iba a ser la excepción, vender es la proclama y así debe ser, vender arte a veces tildado de “transgresor”, “rompedor” o “joven” (bajo este epígrafe, a veces, entran algunos no tan jóvenes que aun no han madurado para el stablishment) y en cualquier caso la tendencia es mucha foto –como sea-, mucho minimal y poca pintura –sólo en contados casos buena-. La escultura quizá es la convidada de piedra a esta celebración, escasa pero muy escogida y de tintes lusos o brasileños.



           Y entrando ya en materia, este año la feria presentaba como novedad la incorporación de una nueva sección dedicada al arte de la primera mitad del siglo XX, claramente enfocado a un comprador que arriesga poco y prefiere en general los valores de casa (varios Rivera, Mérida, Tamayo, muy buenos los Torres García...) o de las de su primo hermano (algún que otro Picasso). El caso es vender, y aunque rompe la inercia de una feria joven, de extremos y en la cresta de la ola, puede hacer sacar de su casa a algún que otro adinerado entrado en edad, que al cabo es de lo que se trata. Y haberlos “hailos”, y no son precisamente meigas los que ayer se vieron en la feria, derrochando perfumes caros, alhajas y sí: glamour -a la mexicana que sabe mejor.



            Otra de las incorporaciones, en este año de efeméride de su décimo aniversario, es la incorporación de una sección dedicada al diseño. Orientado en mayor medida a un perfil de jóvenes profesionistas, independientes, con posibles y mucho “estilo” que puede comprar arte y además acomodar su departamento en sintonía con alguna que otra pieza firmada por nuevos valores. El diseño industrial mexicano es bueno, yo diría que excepcional (otro motivo más de atención para los mercaderes europeos. Hay que tomar nota). Muy reseñable es el modelo de gestión de Ediciones Jalapa –basado en un concurso anual para seleccionar las piezas que compondrán su catálogo- lo que se ve traducido en los resultados de los trabajos expuestos. Su contraparte –siempre para atraer a compradores de muy diferente perfil, es la estrategia-, las piezas de mobiliario originales de Luis Barragán, ya un clásico del diseño moderno, que presentaba IVO Design. Un lujo impagable para el bolsillo y el “paladar”.





          Junto a las anteriores, las secciones que año con año dan la estructura a esta feria, a saber: la Sección Principal, Nuevas Propuestas y Zona Maco Sur. Esta última junto con la de Nuevas Propuestas son a mi juicio las que presentan los discursos más arriesgados (a veces como resultado el exceso o la simple nadería) y en otros casos sutiles pero contundentes como el caso de la propuesta que presenta para la Galería brasileña Mendes Wood, el joven artista Deyson Gilbert (Sao Paulo, 1985). No es envolver unos objetos cotidianos sin más, no es minimal, es el material, su calidez y el color y la textura del ¿tejido? con que los atrapa ¿qué atrapa?: ¿el tiempo?. Brasil, es otro mundo...



              De la sección de Nuevas Propuestas, todo está muy igualado por la base. La base es media alta, hay algunas buenas pinturas como las que nos muestra Anna K.E. para la alemana Figge von Rosen, las esculturas –aunque yo le llamaría más bien maquetas, maquetas de trabajo- de Luis Úrculo para la madrileña Pro Gallery, el gabinete de objetos ordenados por color que dispone G.T. Pellizzi para la mexicana Massimo Audielo, o las extrusiones de mobiliario urbano que visualiza Marlon de Azambuja para la también madrileña Max Estrella. Deshaciendo la pintura, desarmando el lienzo y mostrando el bastidor, entre la escultura y la pintura y cercano a discursos ya probados como el de la reputada gallega Ángela de la Cruz, está el trabajo de Santiago Merino para Cultura Superplus, del Distrito Federal.



             En cuanto a la Sección Principal, el gusto es en cambio amargo, la base es media o media baja, y no porque las galerías no sean buenas –algunas de ellas están entre las mejores del mundo como Kurimanzutto, Bárbara Gladstone, Luis Adelantado, Ramis Barquet...- si no quizá por la selección que han hecho de sus propias filas artísticas. Me quedo de todo, con la pintura de la galería mexicana Toca con los trabajos de Javier Areán o Javier Peláez, un soberbio Schnabel de la bilbaína Carreras Múgica, y la portuguesa Cordeiros con un Barceló y varios Uslé, que aún siendo ya clásicos y valores seguros son siempre necesarios en un evento de este tipo. Un descubrimiento alentador es el de la galería madrileña de Inés Barrenechea, donde los leves poemas escultóricos de Francisco Ugarte, contundentes y afilados, son de lo mejor de la feria.



La fotografía, sin duda, en la mexicana Patricia Conde.




A “las gordas” ya mencionadas como Kurimanzutto (los trabajos de Gabriel Orozco que nos presenta están bien, pero sólo eso, pues acostumbrados a sus ejercicios conceptuales muy agudos los “dibujitos” con huellas de mano o flores superpuestas en varios colores se nos antojan cuando menos ligeros de carga o siendo más claros de parvulario o kinder como dicen por aquí, y más de lo mismo de Cruzvillegas, Dr. Lakra o Daniel Guzmán –¡vamos chavales, un poco de alegría!), Bárbara Gladstone (quizá la más equilibrada entre jóvenes valores y consolidados, junto con la italiana galería Contínua), Luis Adelantado (cuidado, cuidado, llevamos mucho tiempo viendo las mismas cosas; salvamos los Tapies –siendo bueno todo lo demás- y eso no es buena señal en una galería consolidada aunque joven como esta que hace una apuesta, eso sí, como ninguna otra de nuestra querida y denostada patria abriendo sede también en México. Su cubículo no refleja, para nada, la enorme proyección que tiene su espacio en el ámbito cultural y artístico de la capital del Distrito federal), Ramis Barquet (patinazo de los que hacen historia: la pintura no es mala es lo siguiente y del resto mejor ni hablar), dado que ya nos han demostrado que son un valor confiable, sólo un consejo: arriesgar, al menos “tantito”.



             Son ya varios años los que tengo oportunidad de disfrutar de esta feria en todos los sentidos –arte, artistas, un público interesado y conocedor pero amable, gastronomía y muchas fiestas en torno a ella- y quizá de todos este haya sido el más irregular en cuanto a resultados, pero al cabo y con todo, la feria respira y respira muy bien. Para nosotros (España) la quisiéramos (hemos de cambiar mucho, empezando por nuestra ¿clase? política, mejor ni hablar). No hay motivos para la alarma y podemos celebrar con un buen mezcal o un tequila reposado la buena salud de este evento anual que cada año goza de mayor repercusión y suena más donde ha de sonar. Su avance hacia el mercado gringo es imparable, o mejor son los gringos los que cada vez miran más hacia acá y ahora sí, con verdadera consideración. Teniendo en cuenta que para muchos estadounidenses España se encuentra situada en México: ¿a que estamos esperando?



           Mi deseo: larga vida a ZONA MACO.



*Jesús Rubio, Coyoacán, México D.F. 13 de abril de 2013



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