viernes, 11 de diciembre de 2009

HISTORIAS REVISITADAS: EN BUSCA DEL PERSONAJE PERDIDO


DORA GARCÍA:"PIEZAS HABLADAS"
GALERÍA JUANA DE AIZPURU: 27/11/09-10/01/10
(artículo publicasdo en 'Revista Claves de Arte: http://www.revistaclavesdearte.com/noticias/20369/Dora-Garcia-en-la-Galeria-Juana-de-Aizpuru'La exposición que actualmente y hasta el día 10 de Enero se puede ver en la Galería Juana de Aizpuru ahonda en la temática que la artista Dora García (Valladolid, 1965) ha querido hacer suya desde casi sus inicios. Problematizar, por una parte, las relaciones que pudieran existir entre autor, obra y espectador, y, por otra, valerse de las nociones de personaje e historia para, al hilo de determinadas narraciones, hacer saltar la paradoja y la contradicción gracias a un brillante uso de la discursividad imaginaria, han sido, y por lo que parece son aún, los dos ejes sobre los que se asienta una de las artistas de más hondo calado del panorama español.
La obra titulada "Insulto al público, adaptación" (2009) abre la exposición y consiste en el registro sonoro de la presentación en directo de la propia pieza en la pasada edición de la Bienal de Lyon. Una voz en off interpela al público de manera nada condescendiente. La obra apunta a poner en jaque las expectativas que un espectador medio y convencional trae consigo a la hora de entrar en un museo o galería.
No se trata de que la obra trate de afianzarse como el enésimo tour de force a la hora de tratar de espabilar al público, de buscar una interacción que dé sentido a la obra de arte, ni de plantarse burdamente y por la cara en los terrenos de una experiencia estética que, desesperada, sólo logra ser vivida desde el menosprecio, la virulencia y el insulto gratuito.
Y no es así porque Dora García no trabaja desde el exterior del arte sino que, sabiendo que el arte es eminentemente reflexivo, trabaja en los límites de su propia endogamia: la “institución arte”. En este sentido, puede venir al caso la apreciación de Perniola de que el público, el gran público de profanos constituido en la clave del éxito de las operaciones artísticas, queda definido como el propio exceso del arte. Es decir, aquellos que denuestan al arte moderno, son precisamente sobre los que se asienta el actual statu quo de la institución arte. Desactivar por tanto toda expectativa, desanclar las motivaciones personales o de grupo que puedan suponerse como válidas, desconfiar de criterios universales mediante una sátira despectiva tanto hacia el mundo de los profanos como al de doctos conoiseurs, es la manera más precisa de problematizar una institución que, como la del arte, se congratula de tener al enemigo en casa.
En la segunda obra, "¿Dónde van los personajes cuando la novela se acaba?" (2009), un vídeo dual entreteje una ficción que, pese a saberse mentira, es sostenida por los protagonistas. En ellos, dos personajes “reales” dialogan con dos personajes “ficticios”. A medio camino entre la realidad y la ficción, el vídeo aboga más bien por una eliminación de tal oposición al tiempo que evidencia la invisibilidad del concepto de autoría o de artista.


Finalmente el vídeo "El que todo sea diferente no quiere decir que haya cambiado algo: Lenny Bruce en Sydney" (2008) acentúa de manera magistral la idea de “mundo en construcción” de la que Dora García siempre ha hecho gala. Una vez que la Historia se escribe como suma de microaconteceres, que el nudo gordiano de su efectuación dialéctica se ha desvanecido en manos de una pluralidad casi infinita de legitimaciones siempre en movimiento, el arte debe y puede sumarse a esta nueva lógica de lo micro para elaborar, lejos de esa mismidad impuesta desde los órdenes preestablecidos, un ámbito para el surgimiento político y social de lo nuevo.
El 6 de septiembre de 1962, Lenny Bruce saludó al público que había ido a ver su única actuación en Sydney con un “¡qué audiencia tan jodidamente maravillosa!” que fue tomado como un gesto obsceno y que le costaría la inmediata salida del país para no volver jamás. Casi 46 años después, el 19 de Junio de 2008, Dora García da por fin la palabra a Lenny Bruce y consigue que en la Bienal de dicha ciudad tenga lugar la tan esperada actuación.
Inmiscuirse de lleno en la lógica de una historia que se comprende desde la contingencia consiste precisamente en eso: en abrir suturas en lo ya establecido, en llevar a cabo la representación de lo que nunca sucedió.

Como la interpretación que del “Tiempo perdido” de Proust hiciera Deleuze comprendiendo “el tiempo perdido” como aquel nunca efectuado, como la contraefectuación en el pliegue de lo que de verdad sucedió, Dora García propone una historia siempre revisitada, una historia como pluralidad cambiante más que como densa mismidad.
Y es que para la artista vallisoletana no hay dicotomía entre realidad/ficción. Toda la historia es la ficción con que nosotros como personajes, como público protagonista, acudimos a una realidad con el único propósito de lograr aprehenderla. En definitiva, si la realidad es una ficción historiada, el arte ha de comprenderse y ensayarse desde esos mismos parámetros: toda historia es posible porque todos nuestros mundos son construidos como una ficción necesaria y, sobre todo, imaginada.

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