miércoles, 30 de diciembre de 2009

2009: A MODO DE CONCLUSIÓN. ELUCIDARIO DE UN AÑO TRAÍDO POR LOS PELOS

Clasificar, ordenar y, también y porque no, volver a recordar (o, incluso, recordar por primera vez). Todo eso y más es lo que toca en estos días. No tanto hacer balance como lanzar una mirada al abismo de un año. Experiencias estéticas, vivencias artísticas. Entrar en una galería para salir aburrido o transformado. Puede que sean límites infranqueables pero de lo que se trata es de seguir aprendiendo, seguir deseando lanzarse un año más en busca de la invisibilidad de un arte que, pese a gozar de amplios sectores institucionalizados, es sólo, en la pequeña soledad de una galería donde se comprende, se vive y donde logra activarse un pensamiento diferente y diferenciador
Así a modo de rúbrica de lo que se ha podido ver este año en las galerías madrileñas podemos ir señalando lo más interesante
El panorama pictórico ha andado dubitativo y pocas son las exposiciones que merecen ser reseñadas. Con nombre propio cabría citar a Jerónimo Elespe que con una pintura nada convencional consigue postularse como la única voz disonante dentro del panorama actual. Luego ya vendrían los nombres consagrados de Juan Uslé, Jorge Galindo o Carlos León proponiendo una metapintura que se comprende como intentos de salir con vida de una actividad, la pintura, cada vez más problematizada como marco teórico que como propia experiencia estética. Como nombres que han dado una nota positiva se podría señalar a Claire Woods y, en mucha menor medida, a James Nares. Los demás se ha quedado en anecdotario colorista, en intentos concelebrados de un infantilismo casi pueril que se piensa estar aún en condiciones de proponer un arte alucinatorio y alucinante y lleno de emociones.
En dibujo, siempre considerado el hermano pequeño de la pintura, ha habido un nombre que ha destacado por encima del resto: el de Juan Zamora. Igual que en el caso de la pintura, tenemos a un artista español y joven como lo más destacado de la temporada. Su exposición en la galería Moriarty fue un festival de inocencia bien comprendida. También cabría citar a Claire Harvey y a Stephania Dost (ambas en la galería Maisterravalbuena).
El video no ha estado demasiado promocionado este año por las galerías madrileñas. Tan sólo en Juana de Aizpuru se ha podido ver una buena (o si se quiere buenísima) muestra de vídeos realizados por algunos de los artistas españoles más prestigiosos: Jordi Colomer, Dora Garcia y Fernando Sánchez Castillo han sido, como cabría esperar, de lo mejorcito de este año, y no sólo reducido al ámbito del video. Junto a ellos cabría citar a dos chinos: el fabuloso vídeo de Chen Chieh-Jen en La Fábrica y la sublime pequeñez de Hiraki Sawa.
La fotografía, por el contrario, sí que ha tenido un papel casi principal. No sólo dentro de Photoespaña’09, los galeristas apuestan cada vez más por un medio que se ha perfilado desde hace ya un par de décadas como capaz de llegar al mismo núcleo duro del arte postconceptual actual. La Fábrica es la que, como no, ha destacado por encima del resto. Su plantel de artistas es casi inmejorable: Rineke Dijkstra, Francesca Woodman, Antoni Muntadas y Marina Abramovic. Casi nada al aparato. Pero fuera también hay vida: Aitor Ortiz y su fotografía arquitectónica, Vincezo Castella y sus paisajes de superficie, Thomas Demand y sus simulacros escenográficos, merecen un elogio. Dentro de Photoespaña’09, decantarse por algunos nombres es casi imposible, pero con citar a Vik Muniz, David Goldblatt y Malick Sidibé creemos hacer justicia a un festival de foto que cada año parece mejorarse. Por último, cabría señalar a dos artistas afincados en Berlín y que orientan su arte al hecho de rememorar un pasado trágico y todavía no asumido: lo que Frank Thiel logra con sus cortinas, lo mejora Swetlana Helmer con sus fotografías de animales.
La gran baza jugada por las galerías puede situarse en ese difícil intersticio que configuran la instalación, la escultura y el video performativo. Nombres hay para dar y tomar. La galería Fúcares ha acertado de lleno trayendo entre otros a tres nombres que han dado y darán que hablar: Carlos Schwartz, Concha García y Jacobo Castellano. Un peso pesado del arte contemporáneo, Rirkrit Tiravanija, triunfó por completo en la galería Salvador Díaz. Otros nombres a tener en cuenta han sido Jota Castro, Nuria Fuster, Juan Ugalde, Mayte Alonso, Pepo Salazar, Ángela Bulloch, el colectivo A Kassen y Diego Santomé (en una exposición, la suya, bastante ecléctica). Pero sin duda que, si de triunfadores hay que hablar, tres exposiciones cabe citar por encima del resto: el arte abyecto-popero de Lidó Rico, la experiencia del límite más angustioso propuesta por Francisco Ruiz de Infante, y la estructura desorientada de Sergio Prego como metáfora del habitar/caminar humano.
Fuera de los grandes trazos del arte contmeporáneo, y para abrir el abanico a modos de arte que incluso a veces pueden escapan al limitado espacio de la galería (y sobre todo temporal, y mucho más ganancial), podríamos citar la exposición de Paco Mesa y Lola Marazuelo (una vuelta al mundo como material estético), la de José Luis Serzo (el poder de la imaginación todavía da resultados satisfactorios), y la de los alemanes Müller y Jasch (estética del detritus como última posibilidad para un arte objetual).
Por último, las exposiciones colectivas han tenido un lugar, si no protagonista, si destacado. Los problemas de este tipo de muestras siguen siendo los mismos: difícil hilvanar un discurso bien armado y estructurado, ya que la posibilidad de proponer una única obra por artista, y ser estos reducidos a cinco o seis, parece más un catálogo de artistas que una propuesta artística original. A agradecer ante todo el esfuerzo de la galería Pilar Parra & Romero por dos muy buenas exposiciones, ‘Geoplay I’ y ‘Geoplay II’, dedicadas al arte más cinético y visual. Otras dos exposiciones son dignas de tenerse en cuenta: ‘Psicótico’ en Fernando Latorre y ‘Oda a las cosas’ en la recién cerrada Arnés & Röpke. Pero sin duda alguna que la que se pudo ver en la galería Moriarty, ‘A Coney Island in a mind’ fue, no sólo la mejor de las colectivas, sino nos atrevemos a decir que al mejor de todas las exposiciones. Ya sólo la obra de Darya von Berner dándonos la bienvenida merece todo nuestro reconocimiento para una exposición que trató de hacer del arte un lugar para el divertimento más intelectivo, aquel que surge sólo de la contemplación de buenas obras de arte.
Y como lo más divertido es hacer clasificaciones y jugar a hacer balance, ahí va nuestra lista de las 10+1 mejores exposiciones de este año:
  1. Francisco Ruiz de Infante (Elba Benítez)
  2. Fernando Sánchez Castillo (Juana de Aizpuru): http://blogeartemadrid.blogspot.com/2009/02/el-poder-que-baila.html

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